Ese día a ella la encontré muy hermosa, nunca pensé en verla así, me estremecí con solo verla pisar la hierba, parada frente a mí, haciéndome una señal para que la esperara. Cuando vino a mí se mostraba tan sencilla y sonriente como todas las veces que pudimos vernos; su mirada que dirigía directamente hacia mis brillantes pupilas fueron tan penetrantes que recorrieron hasta lo más profundo de mi ser.
Estuvimos sin vernos casi una semana y aunque solo pudimos vernos entre diez y quince minutos, ese reencuentro fue lo más maravilloso de esos días, fue muy hermoso que de seguro ella no logra olvidarlo. En ese corto tiempo no deseaba dejarla ir, me decía a mi mismo que no podía terminar así de rápido ese instante especial e inigualable.
En si no recuerdo muy bien de todas las cosas que hablamos, pero lo que no olvido es lo bien que la pasamos, planeando otra vez poder vernos, como dos buenos amigos, pero hasta hoy ese encuentro no se ha concretado, hasta hoy ese posible encuentro está quedando en el olvido y acepto que ha sido por culpa mía.
Recuerdo que iniciamos la conversación con un resumen de sus quehaceres desarrollados en toda esa semana, yo solo deseaba oírla, y eso hacía, que diga todo lo que quería decir, pues ha sido mucho tiempo que no la oía y en verdad deseaba oírla aquel día más que nunca.
Yo, como en todas nuestras charlas anteriores, disfrutaba escucharla, y mientras ella hablaba, cuenta me daba, que era un ser humano como yo, con sus problemas y logros, con sus alegrías y tristezas… en esos momentos ella dejaba de ser un Ada, del que yo me había creado, dejaba de ser un ángel que el que yo me imaginaba: ese ángel imaginario de delicadas alitas, con su barita mágica y su sonrisa amical que todo lo curaba…
En cada conversación que tuvimos, desde que nos conocimos, trataba de robarle una sonrisa, ese día, solo deseaba verla sonreír, que me dijera que se encontraba bien, que la está pasando de maravillas y que siempre, demostrará su felicidad a todos, así como conmigo lo hacía desde hace buen tiempo atrás.
Ese cuarto día laborable de semana, pude verla muy linda, más preciosa que todas las horas que con ella había compartido, nunca, hasta ese entonces, me había fijado en su belleza, en su hermoso rostro y en su silueta excepcional. Debo aceptar que me siento un tanto feliz porque desde el momento en que la conocí a ella le gustaron mis bromas, que fueron a veces un tanto burlonas, pero ella tan tierna y drástica a veces, siempre trataba de responderme de la misma manera; ahora entiendo porque lo hacía, ella nunca quiso que exista resentimientos entre nosotros, entre dos buenos amigos…
Desde que la conocí no me ha importado mucho sobre su vida, no me ha importado si su corazón pertenecía a alguien o no, desde que la conocí he tratado de no tener malos pensamientos a su lado y he tratado de ser buen amigo; pero finalmente no he cumplido, de seguro al enterarse ella de esto, sabrá que la he defraudado y posiblemente cambie su actitud conmigo…
El enlace siguiente te llevará a una canción que me hace recordarla.
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