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AQUELLA PEQUEÑA Y TIERNA MUJER

Hace tiempo, muchísimo tiempo pensé en escribir esta historia, traté y traté, pero los quehaceres de la vida, de la cotidianidad, impidieron que lo haga. 

Sucede que en la noche de ayer vi una foto de ella, donde celebraba su cumpleaños, estaba fantástica, sus ojos hermosos, sus labios carnosos yacían de color rojo, su cabello rizado y su hermosa sonrisa mostraban, en su máximo esplendor, que estaba muy feliz ese día.

Hoy, día en que inicia un nuevo mes y a esta hora, cuando la ciudad duerme, me animo a escribir esta historia que también forma parte de una etapa de mi vida.

Sucede que hace más de un año y medio conocí una mujercita, digo mujercita porque es pequeña en edad, muy tierna y graciosa. Cuando por primera vez nos vimos me llamó mucho la atención, de seguro que lo habrá notado, pues desde ese memorable día hasta ahora la pasamos muy bien, hemos congeniado más de lo pensado.

Ella es una mujer muy hermosa (bueno el termino hermosa queda pobre para describirla en realidad), de barrio, de clase popular, tiene un lenguaje florido y con ocurrencias no tan tradicionales que yo antes haya captado en una mujer; eso fue lo que me motivó para tratar de conocerla mejor.

En todo el tiempo, desde que la conocí, he pasado horas y horas planeando una cita con ella, redactaba en mi cabeza todo el guión que debía decirle para invitarla a salir; "¿Qué le parece si este viernes se pone linda bombom, se camufla (gorra, anteojos, pelo suelto, etc.), para que nadie la reconozca y usted y yo nos vamos aventurar por estas calles, a celebrar la vida?, ¿Qué le parece si este viernes le invito a platicar de las cosas de la vida acompañado de un chocolate caliente, y hacemos lo que quiere hacer?...". Estos textos y muchos más los practiqué una y mil veces pero fueron por las puras, pues nunca se los dije, cada vez que trataba de hacerlo me quedé en el intento pensando en que tal vez lo echaría a perder y acabaría con esta amistad. 

Al verme derrotado por la cobardía, empecé a enviarle canciones que en el fondo contenían mensajes que personalmente no tuve valentía en decirle, la verdad no recuerdo cuantas canciones termine enviándole, solo sé que le agradaron tanto que cada vez que pudimos conversar, ella me solicitaba que le enviara más; yo fascinado y vistiéndome de alegría así lo hice, sinceramente me agradaba mucho tenerla sonriente y feliz. 

Cada vez que me acuerdo de ella, así como en este momento, me saca una sonrisa y es ahí cuando nuevamente empiezo a redactar, en mi cabeza, las nuevas invitaciones para una nueva cita en medio de esta vida maravillosa. Cuándo pienso en que llegará ese día, en que en realidad la veré, mi corazón se viste de felicidad y me emociona la idea que al menos la tendré por un corto tiempo.

Esta canción es el inicio de esta historia...



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