"El lenguaje es fuente de malos entendidos...", fue la frase que El Zorro le dijo a El Principito. Y ciertamente ahora, que ella y yo nos hemos alejado por malos entendidos, debo darle toda la razón del mundo a dicho mensaje. Ese día, cuando hablábamos de cosas nuestras, al mencionar un simple comentario me percaté de su incomodidad, de seguro habrá sido tan hondo para que ella le dé un giro a nuestra historia, trace la línea del alejamiento y así el inicio del fin.
Ahora sé que en ese momento debí aclararle que mi mensaje fue entendido erróneamente, pero no lo hice, me contuve recordando lo que escribió Manuel Scorza "...Hay cosas que no digo porque ciertas palabras son como embarcarse en interminables viajes..." y eso me retuvo; pues fue mas grande el temor de que se me siga entendiendo mal, así se profundice el mal entendido, la pelea se haga interminable y el alejamiento inevitable.
Y cuando menos lo esperaba llegó el día, llegó el día en que tuvo que marcharse, se fue cuando llegaba la tarde gris, esa tarde que me llena de melancolía desde hace 3 décadas atrás, esa tarde que atemoriza, duele y el que no he podido sanar desde mi niñez...
Y así, por un mal entendido, y en ese preciso momento ella decidió rescindir nuestros acuerdos. La primavera que alguna vez fue lo nuestro, se tornó en invierno constante. El sol que eternamente brillaba en los campos de girasoles, ese que reinaba en nuestro mundo, donde solo cabíamos los dos, hoy no es más que un prado desértico donde la semilla no germinó y de a pocos fenece todo lo que en un momento planificamos.
Al final hemos dejado de ver esa agua cristalina, que representaba a lo puro de lo nuestro, que brillaba en ese lejano, paradisíaco e intimo recreo turístico natural. Al final ella decidió dejar en aquella piscina nuestras huellas, nuestros momentos, nuestros recuerdos. Tuvimos tanto sol y agua cristalina en ese estanque en forma de corazón, pero tan poco tiempo para estar juntos, disfrutándolo. Ahora tendríamos tanto verano por vivir, pero pareciera que el invierno es todo lo que nos ha quedado.
Y así hemos dejado de vernos y comunicarnos, nos alejamos raudamente, fue tan rápido la separación que hasta ahora no entiendo el gran daño que le causé. Y así llegó la navidad, el fin de año y uno nuevo pero separados; un nuevo año, pero con viejas rencillas, malos entendidos y con muy poca voluntad para retomar lo que tiempo atrás nos hacía feliz.
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