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Mostrando entradas de 2021

LOS AMORES QUE NUNCA MUEREN SON AQUELLOS QUE NOS MATAN

Ha pasado buen tiempo desde que ella partió, y desde ese entonces no sabemos el uno del otro. Yo la extraño a borbotones y reconozco que su ausencia al igual que su silencio mata; pues esos amores que nos matan por dentro son aquellos que nunca mueren, son aquellos que siempre están presentes, persiguiéndonos en cada alba y en cada crepúsculo. Por querer verla, en todo este tiempo, he modificado y adecuado mis planes a lo de ella, hice cambios con la intención de llegar hasta donde está, pero al final rehúye dejándome con mi frágil corazón en las manos y con las ilusiones hecho pedazos.  Ya está llegando el invierno y en las tardes el frío se siente hasta en el corazón. No falta mucho para que la nieve llegue por estos lares, no falta mucho para que se nuble el cielo, este cielo, mi cielo y la lluvia caiga a mares y sin contemplaciones. Y mientras eso suceda quien sabe si ella y Yo sigamos alejados, tal vez guardando esperanzas de volver a encontrarnos o quizás olvidándonos en otro...

VIVIMOS UN ABRIR Y CERRAR DE OJOS DE NUESTRAS VIDAS

No sé cuantas veces habremos oído juntos las mejores baladas de todos los tiempos, de los 90, tampoco sé si se habrá percatado que esas canciones que sonaron en las radios tenían mucho de nuestra historia. Y si por si acaso ahora al escuchar algunas de esas canciones le traiga nostalgia ojalá que en ese momento se recuerde de la vida maravillosa que pasó a mi lado. Vivimos  solo   un abrir y cerrar de ojos de nuestras vidas, y pese a ello, Yo sin querer s igo escribiendo esos momentos vividos, sigo  retratando aquí, en estos cortos textos, el universo que la extraño... Ella no sabe que la voy siguiendo desde siempre, desde que se cruzó por primera vez en mi vida. La voy siguiendo como nos persigue la luna en las noches o como cuando sale el sol y la sombra nuestra no quiere abandonarnos. No sabe que la voy siguiendo escondiéndome tras aquellos árboles que adornan esas avenidas, no sabe que la voy siguiendo surcando los automóviles que transitan y generan un congestio...

CÓMO SE APRENDE A DECIR ADIOS?

Es viernes, un viernes de invierno, y este panorama matutino hace que me sienta nostálgico. Abrí los ojos y lo oriundo de esta ciudad gris, un clima frígido y el panorama tétrico, lo típico de la capital, me dieron los buenos días. Ya es junio, estamos llegando al bicentenario de nuestra historia republicana, y aquí, ella y Yo estamos abandonados, dejando que el tiempo y la distancia tomen las mejores decisiones por nosotros. Recuerdo que todas las veces que ella me pidió que vaya a su encuentro, me pidió también que no demore tanto; lo que ella ignoraba es que he apresurado el paso para llegar hasta donde ella está, pero aún así la distancia para alcanzarla fue bastante. Yo traté de no seguir demorando, traté de llegar a tiempo... pero llegué tarde; ella ya había partido llevándose todo lo que Yo quería, detrás de otras promesas, de otras ilusiones y otras esperanzas. Estos días que pasaron, volví por esos lugares donde alguna vez caminamos juntos, a lo lejos oí su voz y reí al record...

SOLO QUEDÓ LA MÚSICA

Sin sus mensajes, sin su voz, sin sus palabras, sin su sonrisa y sin su silueta amaneció, llegó el nuevo año sin ella y solo sus canciones, la música a los que me acostumbró a escucharlos, es lo único que se quedó conmigo. Ahora que me acuerdo de todo, creo que su canción fue una premonición de lo que pasaría entre nosotros, pues jamás llegó a ser mi eterna princesa, la marea bajó, se alejó lentamente y me dejó aquí, sediento por tenerla, por tener noticias suyas, por sentirla como antes, como antes de aquella primavera atroz. Muchas veces nos desahogamos hablando de cosas que a nadie les pudimos contar con facilidad, quizás hasta lloramos, pero; todo se desvaneció; de pronto surgió esa distancia como cuando baja la marea y el agua del mar se aleja de la playa, dejándola seca hasta que vuelva a subir. Me acuerdo de aquellas amanecidas cuando ella me daba los buenos días y cuando sus ojos de aquellas fotos le ganaban en brillar al sol. Creo que esos días nos amamos tanto, que ahora no p...