Ir al contenido principal

SETIEMBRE SIN ELLA


Hoy se cumple una semana desde que ella tomó la decisión de alejarnos. Después de casi 7 meses, he pasado el primer sábado y el primer domingo sin tener noticias de ella. El celular ya no me trajo noticias de su día a día ni de sus peripecias al que estaba acostumbrado. Ha pasado una semana desde que ella decidió dejar atrás todo lo avanzado; siete amaneceres y anocheceres han transcurrido, yo sintiendo su ausencia como nunca antes.

Esta semana que pasé sin ella, una y mil veces quise escribirle: "Si supiera donde estás, en este mismo instante iría a buscarte para dejar de ahogarme en tus recuerdos y vivir el presente a tu lado"; pero al recordar sus letras comunicándome su decisión de terminar todo lo nuestro me retuvieron, y así tuve que quedarme con ansias por saber de ella.

Recuerdo que nuestra historia empezó por casualidad. Cuando la conocí, Yo me mostré bufón, no me interesé en ella, no me percaté de su belleza, pues esa primera vez ni atención le presté. Recuerdo que la conocí un día de enero y poco tiempo después empezamos a comunicarnos frecuentemente. Nuestras pláticas eran nada rutinarios, en todo este tiempo entre nosotros reinaba la mofa, nos reíamos de cualquier cosa, discutíamos de asuntos políticos y sociales y como siempre creíamos ser seres extraterrestres que veíamos la vida de distinta manera. En ese corto tiempo hablamos tanto e hicimos planes para recorrer lugares exóticos; pero ahora todas esas imágenes mentales que ambos creamos ya no existen, se perdieron, en un abrir y cerrar de ojos, sin que ella y Yo lo pudiéramos evitar.

Esa preciosa mujer, quien me acompañó estos siete meses, fue el mejor refugió que tuve frente al estrés que causó el encierro y el temor al verdugo que viene acabando con la vida de muchos humanos en estos tiempos. Cuando escucho el nombre de su ciudad natal, vienen a mi memoria su nombre peculiar, su silueta, sus fotos, sus frases, su risa y me emociono tanto al recordar en lo feliz que era conmigo. Las canciones enviadas por ella, ahora me hablan y me dicen que no la olvide, me animan a que la escriba, que la llame y que retome todo, todo lo que días atrás nos hacía feliz; pero no puedo, su decisión me frena y me aleja del pasado hermoso que tuvimos.

Estos siete días un silencio sepulcral quiso adueñarse de mí. Pues ella se fue para siempre, ya no está. Ya no me llega constantemente al celular las notificaciones de sus mensajes. Las redes sociales ya no me traen sus noticias, sus locuras, sus fotos y sus mensajes. Quisiera saber si todo lo que compartimos volverán en corto tiempo porque sinceramente no soporto estar sin ella, la verdad es que la extraño demasiado. Quisiera saber si las canciones que escuchamos y cantamos juntos seguirán sonando en nuestras vidas recordándonos el ayer y motivando a mirar con optimismo ese futuro que planificamos una y mil veces.

Ahora, solo me queda admirarla desde lejos a quien tuve tan cerca . Ahora, mi compromiso de hacerla feliz cuando ella se sentía triste quedará guardada para otra ocasión, otra mirada, otra doncella. Cuando ella decidió decir adiós, decidió también cerrar esa puerta virtual borrándose todo lo que habíamos compartido, y con esa actitud unilateral tiranamente se llevó mi corazón junto a esa carpeta de fotos y recuerdos, esa carpeta que día a día lo llenamos de ilusiones pero que finalmente fueron promesas incumplidas. 

Concluyo esta etapa de mi vida, una parte de mi historia, reconociendo que "no tengo tanta suerte con las mujeres, pero ellas tienen tanta suerte conmigo", pues siempre me dejan añorándolas, recordándolas y retratándolas como nunca nadie las añorará y como nunca nadie las recordará y retratará...


Comentarios

Entradas populares de este blog

UNA DÉCADA DESPUÉS

Las redes sociales ayudan a ubicar personas que hace un buen tiempo dejamos de ver o perdimos contacto. Debo decir que utilizando este medio, hace un par de meses atrás, logré tener contacto con quien mi corazón tenía agendas pendientes y con quien hace más de una década atrás dejamos de vernos, dejamos de platicar. Nuestro primer reencuentro fue por medio de la mensajería instantánea. En las primeras líneas de esas conversaciones mostramos nuestra felicidad por volver a saber el uno del otro. Fuimos muy expresivos con cada letra escrita, que finalizando nuestra conversa coincidimos en que no deberíamos perder contacto y que sería fenomenal volver a vernos físicamente. Es así que compartimos nuestros números telefónicos, nos agregamos al WhatsApp y empezamos a reconocernos. Cuando llegó el día del reencuentro no podía creer que ella estaba ahí conmigo. Después de casi una década de habernos alejado por cosas de la vida realmente logramos reencontrarnos. Ella llegó con toda su luz, con ...

SUEÑOS ROTOS

Cuando llegó la hora del almuerzo, ella asistió a la cita con ese vestido floreado color rosa y con esa sonrisa sincera que me encanta. Fue un jueves de febrero, con un abrazo la recibí, besé sus labios, su rostro, sus ojos, su frente. Me sentí feliz porque ese día ella almorzaría conmigo. Después de muchísimo tiempo tendríamos una cita donde quizás podríamos hablar de lo que realmente sucedió entre nosotros, para estar así, en silencio y tan alejados. Después de muchísimo tiempo, en ese almuerzo la vi contenta, feliz; en ese momento entendí que ella también quería reunirse conmigo y quizás repetir los momentos que alguna vez solo fueron para los dos. Ese día fui sincero con ella, con una de mis manos sobre sus piernas bajo esa falda rosa y con la otra tomándole de la mano le pedí que nunca se vaya, que quiero arreglarlo todo, que lo nuestro puede aún florecer y que podríamos retomar todo lo que alguna vez fue felicidad para ambos. Ese jueves de febrero, traté de relatarle lo que viene...

SU CALLE Y MIS RECUERDOS

Hoy he pasado por esa calle, esa ancha avenida que tiene tres carriles de subida y tres carriles de bajada. Hoy pasé por esa calle, esa que está a dos o tres cuadras de la estación del Metropolitano. Hoy pasé por esa puerta y divisé las flores, las plantas, los arbustos, las pequeñas ardillas que van trepando los árboles de ese pequeño jardín que da la bienvenida a ese condominio donde ella se hospedó. He pasado por esa calle, y en medio de este sol imperante en esta ciudad de cemento miré otras ardillas bajar del árbol a buscar agua para beber. He pasado por esa calle y recordé ese día cuando la dejé, ahí entre las rejas, sufriendo en abrir la puerta de metal y prometiéndome que pronto volvería para encontrarse conmigo, poder reunirnos y revivir la penúltima vez. Hoy he pasado por esa calle y la recordé sonriéndome y diciéndome que volvería pronto a la capital, para abrazarnos, ponernos al día de nuestras cosas y tomarnos la bebida que es recomendada en el centro histórico de esta ciu...