Hoy, después de dos semanas de haber pasado los días maravillosos a lado de aquella hermosa mujer, después de concretarse el episodio que añoré desde que la conocí, me animo a escribir esta parte de la historia, aunque tal vez cuando se haga publico ya hayan pasado mas de quince días. Pues hasta hoy, ha pasado quince días desde que estuve cerca a ella, de haber compartido un viaje a los lugares más recónditos de la zona andina de nuestra patria, de haber compartido momentos agradables donde ambos nos divertimos, días en que empezamos con risas y terminamos con largas carcajadas.
Ha pasado 15 días desde que estuvimos juntos en ese cuarto de casa/hotel, donde escuchamos las canciones que era deleite de ambos y donde a cada sorbo de aquel trago que de a pocos nos embriagaba hablamos de lo nuestro y de lo que quisiéramos hacer; así y así nos perdimos en lo discursivo, tanto que nos quedamos dormidos uno al frente del otro. Por mi parte, intenté, quise que ese corto tiempo durara toda una eternidad, quise que ese momento se inmortalice como aquella historia de Los Puentes de Madison, pero creo que fue mejor no llegar a sentir más de lo que ahora siento por ella. Claramente entendí que esos días no debieron ser para enamorarse, pues de ser así estos días en que me encuentro sólo, sufriría y necesitaría de ella para vivir y se que no debo necesitarla porque no podré tenerla.
Sin que me diera cuenta pasaron esos tres días, yo deseaba que el tiempo pasara lentamente, pero el tiempo siguió su curso, al tiempo no le importó si en el futuro, yo y ella tendríamos otra oportunidad similar a esos días, solamente siguió su curso y se llevó todos esos detalles que ahora solo son recuerdos.
Fueron tantas cosas que vivimos esos tres días maravillosos, así como los deseos que no se concretaron. Como olvidar mis deseos de abrazarla y tenerla apretado a mi corazón, como olvidar mis intentos de hacerle saber que necesitaba su calor para convencerme de que ella también sentía lo mismo lo que yo sentía por ella.
Esos días maravillosos yo quería abrazarla, hacerle saber que este amor es puro, sin maldades y sin condiciones; lamentablemente ella decidió darle valor a la espontaneidad. El ultimo día en que estuvimos juntos no he dejado de suspirar, yo quería que ese viaje, que duró mas de cuatro horas, dure mucho mas, no quería que llegue el momento de la despedida, no quería dejarla ir; pero, tuvo que pasar, llegó el momento en que debió partir con rumbo a su destino, tuvo que dejarme solo, yo mentalmente le desee lo mejor, para que logre llegar a su hogar sin ninguna mala novedad, solo le dije en voz baja "siempre te recordaré".
Fueron tantas cosas que vivimos esos tres días maravillosos, así como los deseos que no se concretaron. Como olvidar mis deseos de abrazarla y tenerla apretado a mi corazón, como olvidar mis intentos de hacerle saber que necesitaba su calor para convencerme de que ella también sentía lo mismo lo que yo sentía por ella.
Esos días maravillosos yo quería abrazarla, hacerle saber que este amor es puro, sin maldades y sin condiciones; lamentablemente ella decidió darle valor a la espontaneidad. El ultimo día en que estuvimos juntos no he dejado de suspirar, yo quería que ese viaje, que duró mas de cuatro horas, dure mucho mas, no quería que llegue el momento de la despedida, no quería dejarla ir; pero, tuvo que pasar, llegó el momento en que debió partir con rumbo a su destino, tuvo que dejarme solo, yo mentalmente le desee lo mejor, para que logre llegar a su hogar sin ninguna mala novedad, solo le dije en voz baja "siempre te recordaré".
Un día como hoy, en algún tiempo futuro, rebuscare entre mis recuerdos todo los momentos que pase a su lado y trataré de llevar a ese presente todos los pequeños momentos que por doquier vivimos y reímos juntos. Esos recuerdos que llegarán serán las misivas del hermoso pasado que tuve y que me dirán que viví feliz en esa etapa de mi vida y que en algún momento intenté crear un mundo ideal para aquella persona especial.
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