Un día miércoles de un mes cualquiera, al mirarme al espejo cuenta me dí de que he subido un poco de peso y que se incrementaron proporcionalmente las canas en mi cabeza. Creo que está llegándome la edad para ser gordito, canoso, barbón y sinceramente estos cambios me causan gracia, pues nunca imaginé verme así.
Hace frío, sí, el frío ha llegado a esta habitación. Estoy frente a la computadora, tomando un té de hierbas aromáticas para calentar el cuerpo esta noche, y para alegrar el alma estoy releyendo nuestras historias vividas, aquellos que hace mas de un año publiqué por este mismo medio. Debo decirte que estoy reconfortado porque siento que fui lo suficientemente importante en tu vida, ya que tantas veces alegré tus días en que los avatares de la vida intentaban nublar tu felicidad; y sencillamente haberte hecho feliz a mi me hizo feliz.
En estos días me percaté de los cambios físicos que me están ocurriendo; pero haciendo una búsqueda de tus recuerdos dentro de mi, debo decir que sigo viviendo alimentándome de todo lo que en aquellos momentos nos prometimos hacer juntos. Ahora que ha pasado mas de un año y que en todo este tiempo no hemos hablado de lo nuestro, que fue tan hermoso y tan puro, debo decir que pude notar que nuestra cercanía, ese amor que quisimos cultivar, fue quien mantuvo vivo tu alegría y tu felicidad y eso me llena hoy de mucha satisfacción.
De seguro al leer este escrito recordarás de todas las veces que reímos juntos, recordarás todas nuestras promesas que fueron talladas en un trozo de papel virtual. No sé, si al igual que yo, sientas nostalgia, pues actualmente entre tu y yo reina la indiferencia, así estemos tan cerca, a un paso de hablar de lo nuestro y hacer lo que nos prometimos, no lo hacemos, y cuando tenemos y debemos aprovechar la cercanía, hablamos de otras cosas, nos perdemos en particularidades que nos distraen y tarde nos damos cuenta que perdimos una maravillosa oportunidad para hacer lo que debimos hacer.
Me gustaría salir contigo nuevamente, estoy seguro que, como aquella única vez, vendrías hermosa, con esa sonrisa que mata, con esos labios hermosos que añoro sentirlos y con el cuerpo de tierna adolescente que te acompaña. Señora, me gustaría tener una oportunidad para reiniciar lo que anhelábamos juntos, ver la vida desde otra perspectiva, tender puentes a la felicidad, robarnos un sueño para los dos, tal vez permitido o tal vez prohibido, pero un sueño nuestro, con su propio color y brillo, donde nada ni nadie pueda opacarlo ni logre quitárnoslo.
Es tan perfecto lo escrito, que tan solo leerlo, me causa mucha tranquilidad, paz y alegría.
ResponderEliminar