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ELLA NO SABE QUE LA HE PENSADO


Ese jueves llovía lentamente en aquella lejana ciudad que se encuentra a más de 400 km de distancia desde la capital, el viento se sentía cada vez con más intensidad, la gente que se encontraba en la calle se desesperaba por retornar a sus hogares, se aglomeraban en el paradero para ganar una movilidad que les lleve a sus destinos, los vehículos generaban tráfico vehicular, aunque no era como lo es en la capital, las calles se veían repletos de pequeñas motos y autos pequeños que trasladaban personas. El frío se asentaba más, las hojas de los árboles, que embellecen aquella plaza, caían y espantaban a los pocos mosquitos que rondaban la piel de los transeúntes.


Yo, observando todo a mi alrededor me desesperaba por verla nuevamente; acepto que desde que partió mi vuelo desde la capital pensé en llamarla para tenerla frente a mí, y ese jueves, horas antes de la cita, reposando en aquel hospedaje, me sentía nervioso porque quería llamarla y algo mío decía que no lo hiciera, pero al final con una llamada telefónica logré que aquella dama asistiera al encuentro; al terminar la conversa por teléfono me sentí feliz, pues otra vez lograría encontrarme con ella, con quien hace un par de meses atrás compartí momentos agradables e inolvidables. 


Horas mas tarde, sentado en un banco de esa plaza, pensando en las cosas que debo decirle, la vi llegar, estaba hermosa, mientras se acercaba me mostraba su sonrisa, yo la miraba y también le sonreía; cuando al fin logramos estar uno frente al otro, nos dimos un beso en las mejillas, un abrazo duradero y nos sentamos juntos en ese banco de madera para actualizarnos y reconocernos.

Luego de hacer un recuento de nuestras vidas de los meses en que no hemos tenido noticias uno del otro, decidimos dirigirnos a ese lugar en donde en la primera cita concretamos nuestra amistad con derechos, derechos de abrazarnos, acariciarnos y de hacer todo lo que ambos queríamos hacer cuando estuvimos juntos. 

Nos dirigimos entonces a ese pequeño local donde la primera vez encontramos muchas parejas perdiéndose en sus pláticas cotidianas o tal vez historias nuevas, pues aun teniendo la oportunidad de demostrar sus dotes de canto no lo hacían, solo se mostraban cariñosos; pero en esta segunda vez, fue diferente, al ingresar a ese lugar no había persona alguna más que los dos, me sentí más cómodo, al sentarnos pedimos un trago que ella tuvo la amabilidad de recomendarme, pensé en cantar algunas canciones para ella pero no fue así, decidió al contrario en que ese karaoke se convirtiese en una rockola, pues tuvo la valentía de dirigirse a la barra y pedirle a la persona encargada de la música que ponga las canciones que según ella escuchaba cuando nos alejamos después de nuestro primer encuentro y este fue el primero.
 
 Mientras ella disfrutaba su trago yo oía sus canciones, en esos instantes me dijo que en toda la primera semana, luego de haber pasado una luna con estrellas juntos; ha pensado tanto en mí como si estuviera enamorada, pero que de a pocos, lentamente moría porque no encontraba ninguna comunicación de mi parte, que ha esperado una llamada mía en cualquier momento del día, pero que nunca llegó. Dijo también que empezaba a entender lo que esa noche había pasado, que solo fue una noche de locura, envuelto de pasión. 

Aquella noche, en ese karaoke bar, en ese segundo encuentro, me ha pedido repetidas veces que no me enamore de ella porque no desea que yo viva lo que vivió ella; pues ella ha vivido esperando alguna comunicación de mi parte o al menos una postal para saber que todo lo vivido fue maravilloso, pero; no recibió nada, así que me dijo que entendió todo.

Me dijo también que todo es momentáneo y así me dejó, con este sinsabor de no haberla sabido mantener viviendo solo para mí.

Hoy debo decir que esa segunda vez fue diferente en comparación a la primera, ella ya no tenía todo el tiempo libre, nos tuvimos solamente un par de horas, en ese pequeño momento pudimos disfrutar estar el uno al lado del otro, nos reímos a carcajadas y escuchamos canciones que yo nunca había oído, pero que a ella le agradaban, una de ellas, lo repitió más de dos veces y entendí que era como preludio a nuestra separación que fue inminente.

Yo traté de cambiar la tristeza de esa canción mostrándome alegre y diciéndole al oído que volvería pronto, y ese tan pronto será cuando ella menos lo imagina; por su parte, ella me mostraba su voluntad de nuevamente estar atenta a mi regreso. Hoy sé que el retorno para verla nuevamente tomará tiempo, más de lo que le prometí, (tres meses), pues por estos momentos no he pensado en regresar ya que tengo que viajar a otros lugares que espero conocer.

Ahora que tengo de ella un claro recuerdo me digo que hubiera sido bueno haberle dicho que también la eché de menos, pero no lo hice. Hoy, quisiera decirle que nuestros tiempos vividos no volverán, llegaran nuevos, y de seguro en algún momento volveremos a cruzarnos y nuevamente todo será hermoso. Pero como va transcurriendo la vida, por alguna razón, en algún momento, tendremos que partir y  finalmente terminaremos echándonos de menos.


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