Esa
última vez que la vi, en aquel parque, donde anteriormente pudimos encontrarnos
un sin fin de veces, me alegró el corazón y me calmó las angustias, esas
angustias de saber de ella. Ese día la abracé tan fuerte y tan profundo que no
quise que se apartara de mis brazos. Con ese abrazo tierno le decía que le
extrañé demasiado, que necesitaba verla, que no puedo dejar atrás lo que un día
nos unió y que en mí siempre permanecerá el recuerdo de todo lo vivido.
Esa
vez me demostró que es una de las pocas musas que les gusta reflejarse en una
poesía, en una canción, en un silencio y en una vida de ensueño; aquel día ella demostró también que no podrá olvidar ese viejo y pobre
hospedaje donde por primera vez recorrimos hasta lo más profundo de nuestro
ser, aquel día mostró que nunca podrá olvidar las canciones cantadas al lado de
ella, las palabras pronunciadas y las hermosas cosas que compartía conmigo; esa
mujer, que es de clase muy sencilla, compartió conmigo sus desidias y las metas
que tenía para los suyos que tanto amaba.
Ella
sabe que cada vez que logré verla no resistía la tentación de abrazarla, de
besarla y de decirle cuanto la quiero… ella sabe que siempre he querido verla,
aunque sea un cortísimo tiempo, pero quería verla. Ha pasado buen tiempo desde
aquella cita, donde entre un par de copas de vino admitió que deseaba quedarse conmigo, que le
fallé y que ya nada podrá ser igual al pasado, ese pasado de victorias y logros
entre ella y yo, en ese mismo lugar, allí entre copas, me dijo que todo cambiará porque falsamente
en ella he germinado esperanzas que hoy se volvieron eternas fantasías.
De seguro ella
seguirá preguntándose si valió la pena habernos conocido, si valieron la pena
los hermosos días y largas noches que hemos compartido; pues entre ella y yo
solo queda un recuerdo furtivo de algo que vivimos por ventura, al azar, porque
sencillamente lo nuestro era prohibido. Quizá sienta que el haber salido
conmigo de nada ha valido, que esas pláticas amenas que tuvimos en nada se han
convertido, pero lo que nunca podrá negar, es que de ellas, mucho hemos
aprendido y tanto hemos hablado que ahora esas palabras no lo podrá borrar el
viento del olvido…
Ella no
se imagina que hoy, como ese día, busco por doquier palabras o frases que
escribirle, que debí decírselo ese día cuando la encontré allí, esperándome;
tenia tanto que decirle pero nos faltó el tiempo y nos faltó elegir el lugar
adecuado en donde podamos sentirnos cómodos y a gusto; si supiera que hoy me
son gratos sus recuerdos, que los siento tan tiernos, de seguro vendría sin dudarlo,
vendría a sentarse conmigo a observar como caen las hojas de aquellos árboles,
sentir el aire frío en este triste parque, donde aún la espero, observando
aquella luna que muchas veces iluminó nuestro camino. Puedo afirmar que si ella
mirara aquella luna notará que es la misma de ayer, que es la misma de siempre,
y recordará lo que alguna vez oímos decir de algunos poetas de la calle “La Luna ha sido la celestina de tantos
amores permitidos y prohibidos; aquellos amores que fueron y que no pudieron ser
tienen de testigo a esa luz blanca que ilumina el camino de los que viajamos en
las noches, de los que nos perdemos en el horizonte recordando los hermosos
tiempos que no podrán volver”; de seguro bajará la mirada y suspirará tiernamente.
Si
supiera que muy ansioso aguardé la cita del día planeado, pero que nunca llegó,
si supiera que estuve emocionado por el solo hecho de saber que vendría, estoy
seguro que se arrepentiría el no haber asistido y por lo menos trataría de
limar esta pena que me ha dejado con su incumplido ofrecimiento.
Aquella
última vez que vivimos juntos, como nunca lo hice, la dejé en su casa, al
despedirnos nos rozamos las mejillas lento y apaciguado, rozamos nuestros
labios como si fuera el último beso, como si interiormente supiéramos que a
partir del día siguiente ya nada volvería a ser como antes, que todo cambiaría,
que solo quedará una historia que contar de todo lo que pasamos desde que nos
conocimos, quedará atrás porque ella como yo tiene otro destino que está lejos
del mío…
Y así vivimos
ahora, escapando de los recuerdos y evitando los encuentros en las redes
sociales, ignorando ese sentimiento que ya nunca
será recíproco, como lo fue ayer, como lo fue tantas veces, antes de ese día en que nunca llegó.
Concluyo con este tema.
Concluyo con este tema.
Bonita Historia amigo, tenias el escritor oculto
ResponderEliminarTodos tenemos algo de escritores... pues cada uno de nosotros escribimos nuestra propia historia,
EliminarSigue leyendo los articulos anteriores.