A mediados del año 1999, trajinando por las rutas del centro del Perú conocí a quien fue mi alma gemela; pero esa compatibilidad solo duró esos tiempos. Conocí una mujer, quien sin que yo supiera había hecho planes para mi vida, había creado en su cabeza un futuro diferente a la que yo tenía en esos tiempos, sencillamente ella tenía planes conmigo. Hoy, cuando recuerdo a esa mujer, cuando recuerdo a Barbara, de mis labios brota una sonrisa y hace que mi corazón se alegre y vuelva a vestirse de felicidad como en aquellos tiempos. Barbara era tan sencilla. Todas las personas que me rodeaban la apreciaban. Cuando, por cosas del destino, desaparecimos, todo mi entorno sintieron la ausencia y lamentaron nuestro repentino alejamiento. Fue en diciembre de aquel mismo año cuando nos apartamos. Fue ese diciembre cuando el invierno llegó a mi vida y su permanencia fue por más de setecientos días. Todo ese tiempo se ocultó el sol de mi vida, ese mismo sol que antes nos aco...
Una etapa de nuestra vida