Es viernes, un viernes de invierno, y este panorama matutino hace que me sienta nostálgico. Abrí los ojos y lo oriundo de esta ciudad gris, un clima frígido y el panorama tétrico, lo típico de la capital, me dieron los buenos días. Ya es junio, estamos llegando al bicentenario de nuestra historia republicana, y aquí, ella y Yo estamos abandonados, dejando que el tiempo y la distancia tomen las mejores decisiones por nosotros. Recuerdo que todas las veces que ella me pidió que vaya a su encuentro, me pidió también que no demore tanto; lo que ella ignoraba es que he apresurado el paso para llegar hasta donde ella está, pero aún así la distancia para alcanzarla fue bastante. Yo traté de no seguir demorando, traté de llegar a tiempo... pero llegué tarde; ella ya había partido llevándose todo lo que Yo quería, detrás de otras promesas, de otras ilusiones y otras esperanzas. Estos días que pasaron, volví por esos lugares donde alguna vez caminamos juntos, a lo lejos oí su voz y reí al record...
Una etapa de nuestra vida