A veces siento nostalgia cuando el día amanece anublado, y me entristece profundamente más aún cuando pienso en ella; a veces siento nostalgia cuando pienso en ella y cuando tengo que aceptar, que tal vez, jamás recorreremos los lugares que planificamos recorrer y me deprime hondamente saber que quizás no se cumplirán los planes que hicimos en todo este tiempo. Me acostumbré tanto a ella, leer sus mensajes al amanecer, adecuarme a su forma peculiar de comunicarse, a sus arrebatos, a su sarcasmo y a sus bromas. Pero de todos modos, cada vez que tengo que aceptar que no es mía y que la distancia entre ella y yo es inmensa, un frío silencioso recorre mis venas y llega al corazón. Pues últimamente el silencio prolongado en nuestras pláticas me hace pensar que lo nuestro está feneciendo. A veces hay días como hoy, en que siento nostalgia cuando veo que nuestras conversaciones de a poco se van enfriando, es ahí cuando la siento tan ajena, tan lejana. Pues ya nada es como ayer...
Una etapa de nuestra vida