En la mañana de aquel día que pasó, me desperté con unas intensas ganas de saber de ella, tomé el teléfono, busqué su nombre en los contactos y cuando estuve a punto de llamarla me detuvo la realidad, esa realidad que es otro quien acompaña sus amaneceres, quien disfruta su sonrisa al despertar y quien recibe sus "buenos días amor". Así es, en la mañana de ese día quise llamarla y decirle que: Quiero platicar contigo, de qué?, de ti, de mi, de lo que no pasó aquella noche, pues pensé que de ti obtendría un reproche. Quiero platicar contigo, de qué? de todas las cosas bellas que nos rodea y de lo hermoso que es esta vida, pues nos dio la oportunidad para conocernos y disfrutar momentos que ahora se hicieron inolvidables. Hoy que ha pasado un trimestre desde que estuvimos juntos y después de haberme allanado fácilmente a las ganas de saber de ella, la llamé, sí, la llamé porque no soportaba las ganas de escuchar su voz. Tal vez una mañana cualquiera quizá le so...
Una etapa de nuestra vida